jueves, 4 de abril de 2013

Editorial


Discernimiento
Dr. Pablo Korovsky

Cuanto inciden los grandes laboratorios multinacionales en la política oficial de la medicina es una pregunta frecuente, casi contestada.
Muchos remedios son antiguos y valiosos recursos de la medicina, mientras otros son parte de complejas estrategias de mercado.
Resulta así difícil separar la paja del trigo y con frecuencia reconocemos una posición ambigua al respecto ya que el paquete viene con todo incluido.

La medicina tiene indudablemente fuertes conexiones con el dinero.
Con frecuencia son los mismos capitales quienes invierten en agroquímicos, la industria de los alimentos y los laboratorios farmacéuticos.
Muchos riesgos sanitarios y patologías provienen del uso indiscriminado de agroquímicos, que a la vez requieren de fármacos que estas mismas empresas producen.
Queda así el círculo económico cerrado. La cadena del progreso para algunos, semillas, alimento y medicamentos.

Es curioso como algunos gremios médicos se apoyan en consignas de izquierda, pero suman sus votos a las empresas que sostienen el capitalismo más radical. Las políticas sanitarias, aún de estados de gobiernos de izquierda, también hacen lo mismo. Parece algo contradictorio, pero así somos los seres humanos, miasmáticos, entre alianzas financieras, conveniencias personales, lobbies de todo tipo, en fin, todo muy científico.
Quizás tengamos que afinar nuestro discernimiento.